jueves, 14 de agosto de 2008

Ni el ser humano es extraordinario...


...por mucho que lo diga una marca de refresco, ni hay mayor verdad que "la estupidez humana es infinita", como decía Eistein...

Me podréis llamar cinica o desconfiada o cascarrabias... o lo que sea... solo hablo desde mi experiencia, y digo que estoy totalmente de acuerdo con el Sr. Reverte (de nuevo). Y, aunque no soy demasiado mayor, los años me han enseñado que el que se pueda beneficiar a tu costa, lo hará, y no tendrá miramientos, y si además te viene con una sonrisa y una palabra bonita, será mucho peor, así que vete preparando... luego no digas que no te lo adverti...


Vístete de novia, y no corras
ARTURO PÉREZ-REVERTE XLSemanal 8 de Junio de 2008

Me van a volver diabético, entre tanto gilipollas. Nunca hubo tal cantidad de soplacirios en la política, el sindicalismo, la cultura, el feminismo, la sociedad. Empieza a alterarme la salud tanto buen rollo y buenas intenciones, tanta mermelada a todas horas, tanta propuesta de besarnos masivamente en la boca para que las cosas vayan bien, tanta certeza de que con demagogia y corderitos de Norit triscando saltarines por el prado conseguiremos una España, un mundo, un universo mejor y más justo. Eso está bien para los jóvenes, cuya obligación antropológica, por edad y hormonas, es batirse en defensa de todo eso y de algunas cosas más. En tales lides se desbrava uno, y con el derroche de energía, si sobrevives a ello, y con la estiba que la realidad sacude en el morro, al final terminas madurando, camino de la serenidad, la experiencia y el razonable respeto a ti mismo, a lo que fuiste, eres y acabarás siendo. Ni más ni menos que la vida, en suma. El trámite obligatorio. Por eso me hace echar la pota el comportamiento y discurso de tanto simple, de tanto cantamañanas y de tanto golfo apandador entrado ya en experiencia y años. Toparte en cada telediario, en cada programa de radio, en cada titular de prensa, con simplezas propias de colegas de bachillerato dichas por pavos con canas en la barba, o por tordas con edad de ser abuelas, lleva a la inevitable conclusión de que, o estamos rodeados de retrasados mentales, o se trata de que los resortes sociales han sido secuestrados por una legión de embusteros y sinvergüenzas. Aunque también puede ocurrir que todo sea lo mismo: con frecuencia, un tonto al que nadie pone límites termina convirtiéndose, por puro hábito del ejercicio, en resabiado y contumaz sinvergüenza. Y más cuando, como ocurre ahora con triste frecuencia –antes sólo ocurría con la política–, es posible hacer de cualquier ideología un rentable medio de vida.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh, no lo puedo evitar. Detesto a Perez Reverte. Y no tanto como escritor (que está muy de moda ponerlo a parir por sus personajes bastante planos) como en sus columnas (que a muchos amigos cuyas opiniones valoro mucho le encantan)

Detesto su discurso de rebelde. Su discurso de chico malo y deslenguado. Sus críticas altisonantes y sin ningún tipo de opción o alternativa de mejora.

Creo que la sinceridad es una virtud. Y la educación otra. No tienen porque ir enfrentadas. Y este hombre pretende que por decir más sandeces y más tacos es mas "guay"

En fin, que no puedo con él, peli... (me he quedado agusto, jiji)

besitos, guapa!!!!

Qalamana dijo...

para gustos están los colores...
a mí lo que me gusta de él es que no se ande con remilgos para decir las cosas y utilice el lenguaje en toda su amplitud (algunos "tacos" están dentro del diccionario de la RAE) para expresar claramente lo que piensa, esté o no bien visto...
En un mundo donde prolifera el "quedar bien" la "sonrisa falsa" y las supuestas buenas intenciones, se agradece un poco de sinceridad y transparencia, aunque ésta no venga envuelta en papel de regalo...
besitoss ;)