martes, 10 de febrero de 2009

Improvisando...


Lo confieso, nunca he sido amiga de la improvisación. Como buena occidental, neurótica y controladora, vengo de un mundo de la danza estructurada y coreografiada, donde antes de ponerme a bailar sé perfectamente con qué golpe de la canción irá cada paso o cada gesto de mi cuerpo y sólo a partir de ese "control coreográfico" puedo sentirme segura para expresar y transmitir...

Esto no significa que me guste el baile automatizado y carente de expresión, lo que se suele llamar "pura técnica" (no, por favor, odio a las "bailarinas-autómatas"!!!). Digamos, por simplificar, que siempre me ha gustado sentirme arropada por una coreografía (que puedo "saltarme" en cualquier momento) cuyos pasos, como un camino ya conocido y trazado, me ayudan a "inventar" con mi expresión la historia que quiero expresar...

No sé si me explico...

Bueno, partiendo de mi posición reacia a la improvisación, basada principalmente en el miedo visceral a quedarme "en blanco" en mitad de la canción y "ahi te quiero ver"... yo, luchando contra mis miedos, me apunté al curso de Taksim de Lili, que impartía además con la colaboración de tres excelentes músicos: Emilio Villalba, Salvador Montaño y Sergio Mora, con su correspondiente música en directo.. ¡¡todo un lujo, señores!! había que vencer el miedo, aunque sólo fuera por disfrutar del primer curso de estas características que se da en Sevilla...

Y, la verdad, no me arrepentí en absoluto...

En un ambiente cálido y confortable como es el de la Academia Bailarte (que pertenece a mi amiga y mi primera profesora de salsa y bailes de salón, Marisol García, una estupenda profesional y mejor persona), rodeadas de velas y en una penumbra cómplice, nos sumergimos de la mano de Lili y sus acompañantes en los entresijos del taksim y de los instrumentos que se utilizan para darle forma (que nunca serán de persusión, ya que entonces no hablaríamos de taksim, sino de un solo de tabla o de percusión...). Pudimos conocer un poco más de la historia de cada instrumento y su funcionamiento, y el carácter y el espíritu de lo que estábamos oyendo haciendo una escucha activa de ese lenguaje que se crea entre dos músicos cuando improvisan...

Lo que más me sorprendió fue lo curiosamente "sencillo" que me resultó reconocer el taksim en el lenguaje de los distintos instrumentos, de qué forma tan didáctica e intuitiva nos llevaron de la mano estos maestros por ese mundo tan complicado a veces en manos inexpertas...

Fue una clase amena y muy provechosa, llena de emociones y de música a raudales...

Y, al llegar la hora de la improvisación (que hicimos por turnos, con cada uno de los instrumentos con los que contábamos: laud, ney, kanun), todo surgió de manera natural, sin ningún tipo de vergüenza o reparos... nos habíamos acostumbrado tanto al sonido y la naturaleza de estos instrumentos en el tiempo que llevabamos de clase, que ya eran parte de nosotras mismas: el movimiento surgía de una forma lógica y sincera a medida que nuestros músicos improvisaban con la inspiración de nuestros cuerpos...

Sinceramente, ha sido una experiencia bellísima, emocionante...

Es muy difícil describir lo que se siente al bailar con la música a tan sólo unos metros de ti, con una persona que reacciona con los movimientos de tu cuerpo y con tu cuerpo sintiendo lo que la música le dicta en cada giro, en cada nota... ese feedback entre músico y bailarina es algo que va más allá del lenguaje...

Siento un enorme agradecimiento hacia mis maestros de este sábado: Lili (que nos consiguió guiar perfectamente con su presencia sin "dictarnos", haciendo eso que es lo más difícil de conseguir: que seamos nosotras mismas las que bailemos, sin seguir modelos ni normas...), y, por supuesto, a los músicos: Emilio, Salva y Sergio, por su sabiduría, su interés y sus ganas de aprender de nosotras tanto como nosotras hemos aprendido de ellos...

Ojalá cambiemos algo más nuestra forma occidental de ver las cosas y seamos capaces de ir por la vida "improvisando" un poco más...

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