martes, 1 de julio de 2008

Obediencia a la autoridad

¿Podría una persona normal llegar a torturar o asesinar a alguien sólo por obedecer órdenes o tendríamos que llegar a la conclusión de que se trata de un perturbado?

El experimento de Stanley Milgram demostró que la primera respuesta sería la más adecuada, aunque escandalice a algunos... Cuando se analizan los resultados de este ensayo de psicología social que realizó en los años sesenta con estudiantes de la Universidad de Yale se entiende hasta qué punto el ser humano adulto está dispuesto a hacer cualquier cosa mientras ésta forme parte de un mandato, es decir, mientras provenga de una autoridad reconocida.


Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio

Stanley Milgram. The Perils of Obedience (Los peligros de la obediencia. 1974)
En yotube encontramos un trozo de Redes en el que se explica el procedimiento y las conclusiones de este experimento:



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